El Señor no necesita nuestras ofrendas. No podemos enriquecerlo con nuestros donativos. El salmista dice: “Todo es tuyo y de lo recibidio de tu mano de damos”. 1 Crónicas 29:14. Dios nos permite manifestar nuestro aprecio de sus mercedes por medio de sus esfuerzos abnegados realizados para compartir las mismas con otras personas. Esta es la única manera posible como podemos manifestar nuestra gratitud y nuestro amor a Dios, porque él no ha provisto ninguna otra.- The Review and Herald, 6 de diciembre de 1887.