CUANDO COMETEMOS ERRORES, DEBEMOS ARREPENTIRNOS Y BUSCAR EL PERDÓN DIVINO

LEAMOS HOY 30 DE OCTUBRE 2 CRÓNICAS 16.

VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: “En aquel tiempo vino el vidente Hanani a Asa rey de Judá, y le dijo: Por cuanto te has apoyado en el rey de Siria, y no te apoyaste en Jehová tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria ha escapado de tus manos (Ver. 7).

COMENTARIO HISTÓRICO DE 2 CRÓNICAS 16.-

Los largos años de un servicio fiel a Dios dedicados por el rey Asa, quedaron manchados por algunos errores al final de su vida. Cuando Basá, rey de Israel se apoderó de Rama, ciudad fortificada situada a ocho kilómetros de Jerusalén, Asa se angustió, y en lugar de acudir a Dios en su ayuda como lo hizo ante Zera y su millón de soldados, buscó la ayuda de Ben-adad, rey de Siria, con quien hizo una alianza para que lo protegiera. Esta falta de confianza en Dios fue reprendida por el profeta Hanani, quien le dijo este mensaje divino: “Por cuanto te has apoyado en el rey de Siria, y no te apoyaste en Jehová tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria ha escapado de tus manos.” En vez de humillarse y arrepentirse por su falta de fe, Aza cometió tres errores: 1) Se enojó contra Hanani y lo metió a la cárcel, como si el profeta fuera culpable de su error, actuó diferente que su antecesor David, en vez de decir: pequé contra Jehová, Asa se ensaña con el mensajero que fue enviado por Dios; 2) “Oprimió a algunos del pueblo”, al perder Asa el temor a Dios, también perdió el respeto a sus súbditos y maltrató a personas inocentes; Por último, cuando “Asa enfermó gravemente de los pies, y en su enfermedad no buscó a Jehová, sino a los médicos”. Asa fue probado para enmendar sus errores y poder descansar confiado plenamente en Dios, pero prefirió confiar en los médicos y no en Dios. Queda la interrogante para comprender cómo un hombre que confió y dependió treinta y cinco años de su reinado en Dios, al final de sus años, se olvidó de la providencia divina y prefirió confiar en el hombre.

CITA SELECTA.-

“Cuando el hombre ha pecado contra un Dios santo y misericordioso, no puede seguir una conducta más noble que la que consiste en arrepentirse sinceramente y confesar sus errores con lágrimas y amargura en el alma. Esto es lo que Dios requiere; no puede aceptar sino un corazón quebrantado y un espíritu contrito”.

(PR 321).

OREMOS:

DIOS DE PERDÓN. TE SUPLICAMOS PUEDAS DARNOS EL VALOR PARA RECONOCER NUESTROS ERRORES, LA HUMILDAD PARA ACEPTAR TUS AMONESTACIONES Y LA FORTALEZA PARA ABANDONAR EL PECADO. POR JESÚS, AMÉN.