LECCIÓN: EL PECADO NO TIENE LÍMITES PARA LA PERVERSIDAD

LEAMOS HOY 6 DE NOVIEMBRE JEREMÍAS 11.

VERSÍCULO PARA MEMORIZAR:

“Por tanto, así ha dicho Jehová acerca de los varones de Anatot que buscan tu vida, diciendo: No profetices en nombre de Jehová, para que no mueras a nuestras manos”.

JEREMÍAS 11:21-22

COMENTARIO HISTÓRICO DE JEREMÍAS 11.-

En la primera sección del capítulo, Dios pide a Jeremías, que denuncie en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén que el pueblo había violado el pacto establecido entre Dios su pueblo. Les exhorta a obedecer el pacto, y como resultado de la obediencia, seguirían viviendo en la tierra prometida que fluye leche y miel. En la segunda sección, Jeremías se sorprende, cuando Dios le anuncia que los habitantes de su tierra natal, Anatot, la ciudad asignada para vivienda de los sacerdotes, en la cual vivían sus familiares, se habían confabulando para matarlo, para que no presente los mensajes proféticos enviados por Dios. Analicen las consecuencias que produce el pecado:

1) EL PECADO IMPIDE ESCUCHAR LA VOZ DEL ESPÍRITU SANTO.- Cuando el pecado se vuelve acariciado, y nos deleitamos en practicarlo, el Espíritu Santo no puede movernos al arrepentimiento y al cambio;

2) EL PECADO NOS HACE INSENSIBLES AL DOLOR QUE CAUSAMOS.- El pecado impide ver las lágrimas que hacemos derramar a nuestras pareja, el sufrimiento que causamos a nuestros padres, familiares, colegas y vecinos;

3) EL PECADO NO TIENE LÍMITES PARA LA PERVERSIDAD.- El pecado nos induce a tener relaciones sexuales prematrimoniales, al adulterio, al robo, a la mentira, al engaño, a arruinar nuestros cuerpos, hasta el asesinato. Pidamos en oración que Dios erradique el pecado de nuestras vidas.

CITA SELECTA.-

“¡Qué lección da esto a los hombres que ocupan hoy puestos de responsabilidad en la iglesia de Dios! ¡Cuán solemne advertencia les resulta para que reprendan fielmente los males que deshonran la causa de la verdad! Nadie rehúse ser reprendido por su mal proceder, ni acuse a los siervos de Dios de ser demasiado celosos al procurar limpiar de malas acciones el campamento. Un Dios que aborrece el pecado invita a los que aseveran guardar su ley a que se aparten de toda iniquidad. La negligencia en cuanto a arrepentirse y rendir obediencia, acarreará hoy a hombres y mujeres consecuencias tan graves como las que sufrió el antiguo Israel”

(PR 306).

ORACIÓN:

PADRE NUESTRO. RECONOCEMOS QUE EL PECADO HA IMPEDIDO ESCUCHAR LA VOZ DE TU ESPÍRITU SANTO, NOS HA VUELTO INSENSIBLE AL DOLOR QUE CAUSAMOS. TE PEDIMOS PERDÓN, Y TE SUPLICAMOS QUE LA SANGRE DE TU HIJO, NOS LIMPIE DE TODO PECADO COMETIDO. POR JESÚS, AMÉN.